El Qi es la energía universal que todo lo abarca, y está presente por lo tanto, también en nuestro cuerpo.

Tenemos dos tipos de energía: una heredada de la genética de nuestros padres y otra que producimos en el día a dia.

A través de la respiración limpiamos y regeneramos la energía que nos levanta cada día. Es un tomar y dejar. La respiración, la correcta alimentación, el dormir, son maneras de hacerlo.

En cuanto a la energía ancestral o la genética, la gente nace con una energía que deberá cuidar el resto de su vida y que según la medicina china, se aloja en los riñones.

Cuando el equilibrio se rompe, el Mar del Chi se bloquea. La persona comienza a sentir una pérdida energética, se siente cansada y sin motivación para hacer las cosas. Es necesario hacer que el mismo se restablezca lo antes posible.

Es aquel que conecta a nuestro corazón, nuestro motor, con el resto del cuerpo. El mar de la sangre se alimenta de todo, de la vida misma. Es nuestro espíritu (yang, el cielo) y nuestra historia familiar. En el Mar de la Sangre corre todo aquello que hemos heredado de nuestra familia a través de los genes y los acuerdos de almas.

Es nuestro centro, nuestro disco duro, la belleza de lo terrenal. Nos permite conectar con la naturaleza, a través de eso que ingerimos. "Comer es un acto que conecta al hombre con la naturaleza". Nos permite nutrir nuestro cuerpo, nuestro cerebro. Es nuestra relación con el resto del planeta.

Es el embrague de nuestro cuerpo, lo que nos permite movernos. Si hay una obstrucción, perdemos movilidad. Es nuestra maquinaria, nuestra parte más mecánica. Así como el embrague de un auto, permite la renovación constante. Para no secarse, necesita encontrar el sentido de la vida. Se relaciona con el Mar de los Alimentos porque a través de él se mueve la nutrición del cerebro. Por la médula sube la fuente de energía, desde los riñones, lo cual nos permite regenerar nuestros huesos y el resto de nuestros órganos. Este mar necesita estar en constante fluir, para que nuestro cuerpo no se vaya secando. En adultos mayores es posible observar un mar seco, como un río que no fluye. Sus fallos suelen ser degenerativos. A través de nuestro trabajo en conjunto buscamos regresar la liquidez a esas aguas, para que fluyan nuevamente.